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Perú como posibilidad: nuestro deber republicano

“Quiénes únicamente se solazan con el pasado, ignoran que el Perú, el verdadero Perú es todavía un problema. Quiénes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún una posibilidad. Problema es, en efecto y por desgracia el Perú; pero también felizmente, posibilidad”

Jorge Basadre (1931)

Publicado: 2018-05-28

Podríamos hacer mil y un análisis sobre las razones por las que actualmente nos encontramos en esta crisis del sistema de partidos en Perú. La batalla fallida contra el terrorismo de los 80’s, el descrédito de los partidos tradicionales en aquel entonces (AP, PPC -que luego apoyarían a Vargas Llosa en el Fredemo-, el PAP y las izquierdas) que tuvo un rol importante en la victoria del outsider Fujimori, la década antipolítica de la dictadura fujimorista, los siguientes gobiernos con “políticos” sin formación política, redes de representación o sentido de trascendencia más que aquella que alimentaba sus egos colosales, fueron algunas de las semillas que explican el fracaso de esta generación política que poco a poco se está yendo. 

Pero el retorno a la democracia empezó a germinar otras semillas. Estas semillas fuimos regadas con una economía –aunque sin desarrollo- en crecimiento constante, y un país en un mundo cada vez más globalizado que con las nuevas tecnologías empezamos a echar raíces y entrelazarnos rápidamente las unas a las otras, formando una red silenciosa pero cada vez más potente que empezó a salir a la luz de manera esporádica pero contundente. Nos vimos defendiendo nuestros derechos laborales en la marcha contra la Ley Pulpín, así como nos vimos defendiendo una educación de calidad en la marcha por la Educación, y así como nos veremos en muchas otras causas justas a futuro. Estas somos las semillas que poco a poco iremos formando árboles frondosos.

En el camino nos dimos cuenta que más de una teníamos intereses y valores en común. Aún no sabíamos bien cómo se llamaba eso, pero lo sentíamos y vivíamos. Nos movían las luchas por la libertad tanto como las de igualdad, y entendíamos que unas no pueden existir plenamente sin las otras. Nos movían también las nuevas tecnologías, herramientas que empezaron a hacerle tanto bien a las relaciones sociales y económicas, pero que todavía no llegaban a plenitud al servicio de la política. Luego cada uno de nosotros, a su propio ritmo y manera, fuimos conociendo a Julio Guzmán y fuimos sintiendo que representaba esos mismos valores e intereses que compartíamos. Esto nos motivó a unirnos bajo su liderazgo y fue lo que, guiados por la energía del rojo y la estabilidad del azul, daría origen a los Jóvenes Morados un 28 de mayo del 2015.

La precampaña del 2015 y la campaña del 2016 nos permitieron dar rienda suelta a nuestra creatividad, innovación y liderazgo político. Empezamos a usar nuevos y mejores medios de comunicación interna, que por su efectividad fueron rápidamente adoptados por todo el Partido. Fuimos capaces de entender los nuevos espacios cotidianos del peruano y por eso decidimos subirnos a los buses a decirles a los peruanos por qué debíamos confiarle nuestro voto a Julio. Hicimos grandes distinciones en nuestras prácticas políticas, recogiendo siempre los desperdicios y desechos dejados luego de nuestros eventos públicos, algo que luego sería imitado por otros espacios y que lejos de generar reclamos como hubiera sido esperado por otros, nos llenó de esperanza al saber que podíamos liderar cambios positivos para nuestra sociedad. Los medios de comunicación nos entrevistaron en más de una ocasión, y con nuestras canciones, con nuestros bailes, marchas y arengas nos dejaron transmitir a muchas más personas un poquito de nuestra particularidad y lo que nosotros representábamos. Desde el comienzo fuimos hombres y mujeres con bastante ímpetu, quizá demasiado –o solo un poco más de lo debido- al mirar en retrospectiva, pero ese ímpetu fue el que nos hizo cohesionar e inspirar rápidamente, logrando impulsar y movilizar al Partido.

Pasada la vorágine electoral, tocó ponernos pausa y reorganizarnos para seguir fortaleciéndonos. Entendimos qué cosas fueron clave del éxito y nos permitieron dejar huella, y qué huellas no debíamos dejar también. Vinieron muchos cambios y con ellos nuevos desafíos. Entendimos que esos sentimientos y actitudes compartidos eran un cúmulo de algo que en nuestra historia formaron parte de la promesa de la vida peruana, como lo diría un gran peruano y peruanista como Jorge Basadre. Luego descubrimos que habíamos muchos más de los que creíamos. Descubrimos que ese sueño republicano, que esa promesa de la vida peruana, aún está vigente y pendiente. Descubrimos también, con pesar, que justamente esos vicios como las argollas y los privilegios, que alejaron a los políticos de la sociedad, son en esencia antirrepublicanos, lo cual nos constituyó un motivo de lucha por la recuperación de la res pública, por la construcción de la República.

Es por esto que la política desde una óptica republicana es esencialmente deber. Es el deber de formarnos políticamente, entendiendo que no solo es necesario conocer sobre nuestra historia política o sobre la gestión pública, sino entendiendo principalmente que solo podremos llegar a ser buenos políticos si primero somos buenos ciudadanos, respetuosos del imperio de la ley, promotores de la meritocracia y la cancha plana para todos. Es el deber de fortalecer nuestro Partido, entendiendo que nuestra juventud debe ser sinónimo de energía mas no de soberbia, y debe ser una oportunidad para demostrar capacidad temprana, no mendigar por cuotas. Y es el deber de fortalecer el sistema de Partidos también, porque no podremos garantizar la sostenibilidad de nuestra República si todos aquellos que aspiran a gobernarla no son los más capaces, incluso si no fuéramos nosotros y más allá de las diferencias que tengamos.

Es nuestro deber republicano, entonces, superar las mezquindades del pasado y empezar a construir nuestro propio camino, juntos, con nosotros y con los otros, pensando en el largo plazo pero actuando hoy y cada día para entender este Perú como problema pero sobre todo trabajando por hacer del Perú una posibilidad.


¡Feliz tercer aniversario, Jóvenes Morados!


Escrito por

César Loredo

Wanka. Economista (Esan). Gestor de emprendimiento social (Hult Prize). Rugbier wannabe. BetaGammaSigma. La política como deber republicano.


Publicado en

Firme y Feliz por la Unión

Espacio de reflexión republicana