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El otro camino

"Los códigos, los sistemas, los estatutos, por sabios que sean, son obras muertas que poco influyen sobre las sociedades; hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados constituyen las repúblicas".

Discurso del Libertador Simón Bolívar ante el Congreso de Angostura, 15 de febrero de 1819

Publicado: 2018-07-28

Estamos a tres años. A tres años de cumplir los doscientos de Independencia y autodenominarnos República, pero nos falta mucho para merecer tal título...

Nos falta mucho porque, los ciudadanos, no hemos hecho lo suficiente para merecerlo. Hemos dejado que prevalezca el camino de los antivalores republicanos como las argollas y el privilegio, y se inserten en todas las esferas de nuestras vidas: en nuestro gobierno, en nuestros trabajos, en nuestra iglesia, en nuestras escuelas, en nuestra familia. Le hemos dejado la res pública a quienes no creen en la virtud de lo público, a quienes sin ningún pudor dicen que "por si acaso no entran los mejores, sino los mejores amigos", ejemplo perfecto de la cultura de argollas.

Y esto no se va a solucionar con un gran discurso presidencial el día de hoy -ojalá llegara a serlo- ni con las promesas de reformas estructurales en el Consejo Nacional de la Magistratura, el Poder Judicial o en el Estado en su conjunto por la coyuntura que vivimos. De nada sirve, y ya lo decía el libertador Bolívar, los códigos, sistemas o estatutos de una República si no existen hombres virtuosos y patriotas. De nada sirve llamarnos República si no tenemos republicanos, si no tenemos ciudadanos. Y somos los ciudadanos los llamados a construir el camino de la República en todas las esferas de nuestras vidas también, porque es tan antirrepublicano aquel juez que transa dinero por la justicia y dignidad de una menor de edad como aquel cardenal que justifica la violencia contra la mujer porque "se ponen como en un escaparate, provocando", o aquellos padres que crían a sus hijos "enseñándoles" que el varonsito debe jugar fútbol y no vestir rosado, y que es solo la mujersita la que debe aprender a cocinar, asignándoles roles sociales que luego reproducen injusticias a sus propios hijos. El poder judicial no es malo, ni la iglesia, ni la familia. Son las personas con estos antivalores las que ensucian nuestras instituciones, y debemos rescatarlas de estas.

Nuestra lucha debe ser a diario y el arma más potente debe ser nuestro ejemplo de vida, porque no podríamos exigirle nada a nadie que no nos hayamos exigido a nosotros primero, pero también porque nuestro ejemplo será testimonio vivo de que el otro camino sí es posible, de que no es necesario e imprescindible ser violento, tirano, mezquino, indiferente o corrupto para progresar, y nuestro ejemplo será inspiración de otros que quizá solo tuvieron el ejemplo equivocado toda su vida y pensaron, resignados, que era la única vía para ser aceptados en la sociedad o salir adelante. No. Siempre hay otro camino, y es deber republicano ser ejemplo de que es posible construir un futuro próspero sin pisar a nadie, sin vulnerar sus derechos o dañar sus dignidades.

Estamos a tres años de llegar a los doscientos. Que no lleguemos a los tres de los trescientos y sigamos con ese sinsabor de no sentirnos una verdadera República de ciudadanos libres e iguales. Hagamos todo lo posible porque el patriotismo del "felices fiestas patrias" sea más una construcción diaria que solo un saludo por año. Cambiarlo solo depende de nosotros.


Escrito por

César Loredo

Wanka. Economista (Esan). Gestor de emprendimiento social (Hult Prize). Rugbier wannabe. BetaGammaSigma. La política como deber republicano.


Publicado en

Firme y Feliz por la Unión

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